La inmunización contra el covid-19 en Cundinamarca, a través de los ojos de una vacunadora

Gloria Esteban es una auxiliar de enfermería que ha logrado hasta lo impensable en su vida. Su vocación por ayudar a mejorar el estado de salud de sus pacientes siempre fue su sueño, pero nada antes le había dado tanta gratitud en su vocación como la vacunación contra este nuevo coronavirus que a todos nos ha impactado y de cierta forma permeado en nuestras esferas sociales.

Su forma de trabajar es bien particular: sabe que sus pacientes les tienen pavor a las agujas, y que el número de personas con ese miedo es más común de lo que uno creería, pero ella, a pesar de solo contar con cinco meses en su experiencia como vacunadora, conoce las formas más prudentes y conscientes cómo llegarle a esos ‘tímidos’ con las agujas.

Un chiste, un comentario, un chascarrillo… ella apela a su agudo humor para crear el mejor ambiente y generar una confianza que muchos han necesitado para combatir ese miedo. Así es Gloria, o ‘Glorita’ como prefiere que le digan, una vacunadora del centro del país que es una más, dentro de ese pilar de vacunadores enamorados de su misión, que han llevado a nuestro país el poder lograr altas coberturas de inmunidad en su población contra el covid-19.

Actualmente, Gloria trabaja en la ciudad de Bogotá. Hace parte de aquellos
vacunadores que han sido llamados a suplir el talento humano para apoyar a aquellas empresas que a través de la ANDI, con ayuda del Gobierno Nacional, adquirieron los biológicos y así lograr la administración de las mismas a sus empleados y soportar el Plan Nacional de Vacunación.

Su rutina, como la de todos. Todos los días se levanta a las 4:00 a. m., y sin
conocer realmente su destino, llega a su sede en el barrio Floresta del norte
de la ciudad antes de las 6:00 a. m. Allí ella y su equipo son notificados que
han sido convocados a acompañar la jornada en alguno de los barrios de
Bogotá, que incluso la ha llevado a recorrer por muchos días, los diferentes
municipios en el departamento de Cundinamarca.

Una vez asentados en sus puestos de vacunación del día, su equipo se despliega para desempeñar sus funciones, entre ellos, un jefe de enfermería, digitadores y vacunadores. También los acompaña un personal logístico que apoya el control del aforo y de la obtención de los datos necesarios, ya que sus vacunados son usualmente trabajadores de determinadas empresas.

Gloria se sienta en una mesa con su compañera digitadora y, con una sonrisa, recibe a las personas todos los días. Su procedimiento empieza con una pequeña encuesta para corroborar datos previos, conocer sus antecedentes de covid-19 y si esta ha sido tratada en casa o en centros hospitalarios y por supuesto, conocer si son sus primeras dosis o segundas.

Al contrario de muchos capitalinos, resuenan en su mente las hermosas
montañas que encierran la sabana de Bogotá. Sus viajes afuera de la ciudad
la han llevado a Girardot, Funza, Cota, a cultivos de flores, a fincas, y a otros
muchos lugares y municipios. Ha visto también a todos los campesinos a
trabajar de manera incansable por cultivar nuestros alimentos y expandir
nuestra naturaleza.

A ella le gusta conocer e interactuar con las personas. Su trabajo la emociona porque sabe que con cada dosis está salvando una vida. Su experiencia en estos cinco meses, la ha llenado de mucho gozo y mucha gratitud.

“Ha sido un trabajo enriquecedor, pero agotador, porque llegamos nuestros hogares entre 8:00 p. m. y 11:00 p. m. cuando hay mucho trancón en las entradas de la ciudad y siempre tenemos que dirigirnos primero a la sede para retornar y hacer inventario de los insumos, vacunas y demás”, anotó.

La recepción de todos los cundinamarqueses ha sido variada. Sabe que no
todos tienen acceso a la misma información verídica y confiable y quienes
desconocen el verdadero papel de las vacunas en la historia contemporánea, han sido huesos difíciles de roer. Sin embargo, esta mujer, con una dulzura evidente, los apoya y les habla con su estilo particular y exponiéndoles la evidencia científica que soportan a estas vacunas.

Por último, Gloria hace hincapié en una persona a lo largo de todo su relato:
el apoyo incondicional de su esposo y a quien le dedica su trabajo, ya que
gracias a él ella llegó a cumplir su sueño de profesional y quien ha apoyado
todas sus decisiones.

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