Inseguridad alimentaria: Niñez migrante y afrodescendiente serían los más afectados según reconocida ONG.

Aproximadamente 11.740 niños y niñas participaron en consulta regional sobre Hambre, malnutrición y cambio climático, de los cuales 18% de los niños dice que “nunca” reciben comida saludable en la escuela, ante esa situación la misma niñez solicitan que se tengan en cuenta sus derechos fundamentales, como también incentivos económicos como parte de los programas de asistencia alimentaria e implementar programas de educación sobre alimentación saludable.

La niñez migrante y la afrodescendiente es la más vulnerable a la inseguridad alimentaria en Latinoamérica y el Caribe (LAC), según se desprende de la consulta regional “Voces de la Infancia: explorando el derecho humano a la alimentación y el cambio climático” realizado por World Vision, en ocasión del lanzamiento de su campaña contra el Hambre y la Malnutrición, SUFICIENTE.

“Latinoamérica y el Caribe producen 1 de cada 3 toneladas de alimentos disponibles en el mundo y somos responsables del 25% de la producción agrícola global; aun así, 43,2 millones de personas sufren de hambre en nuestra región. A esa realidad le estamos diciendo SUFICIENTE”, expresó Joao Diniz, Líder Regional de World Vision en LAC.

Seis de cada diez niños que se identifican como migrantes, la mitad de los niños y niñas afrodescendientes (49,85) y 37,6% de los niños y niñas indígenas que participaron en la consulta afirmaron haber experimentado inseguridad alimentaria en los últimos seis meses; es decir, no tuvieron un acceso regular a alimentos saludables y nutritivos.

Un 40% de quienes respondieron reportaron situaciones frecuentes de cuidadores saltándose comidas (40%) y pedir ayuda para obtener comida (40%).

La consulta recogió las opiniones de 11.740 niños y niñas entre los 6 y 17 años y 7.542 adultos en 15 países.

SUFICIENTE, la campaña global de World Vision, busca concientizar sobre el incremento en el hambre y la malnutrición infantil.

FAO estima que la pobreza, la desigualdad y el cambio climático detonaron un retroceso de 12 años en materia de lucha contra el hambre.

En el caso de la niñez migrante, 40% dijo que sus padres o cuidadores debieron saltarse una comida o pedir ayuda a familiares o conocidos para proveer alimentos a sus hijos.

Asimismo, uno de cada diez niños de este grupo expresó que solo come una vez al día. En el caso de los niños y niñas afrodescendientes, 3 de cada 4 recibe menos de 3 comidas diarias, según la investigación.

El 65% de los niños consultados y el 76% de los adultos participantes señalaron que los bajos ingresos, o la falta de estos en el grupo familiar son la principal barrera de acceso para obtener alimentos.

Nuestra región, precisamente, es la que tiene el costo más alto bueno para tener una dieta saludable (con US$4,06 en LAC, versus US$3,60 en el resto del mundo).

El hambre y la malnutrición tienen severos efectos en el desarrollo físico, cognitivo y emocional de la niñez.

Entre las consecuencias físicas citadas con mayor frecuencia resaltan las enfermedades respiratorias (30%) y las enfermedades diarreicas (25,6%).

Esta proporción es mayor entre los niños migrantes. Seis de cada diez niños consultados por World Vision expresaron que el cansancio es la principal consecuencia del hambre.

En el caso de los adolescentes, 12% atribuyó al hambre su bajo rendimiento escolar, mientras que esa cifra fue del 7% en los niños que tienen entre 6 y 10 años.

La investigación también evidencia efectos en la salud mental: las niñas y niños de 6 a 10 años son casi dos veces más propensos a sentir tristeza (43%) al pasar hambre que los adolescentes (28%) Los niños y niñas que reportaron inseguridad alimentaria, de acuerdo con la investigación, son dos veces más propensos a sufrir otros efectos en la salud como enfermedades respiratorias e intoxicaciones.

Asimismo, los niños consultados también señalaron efectos en su salud mental.

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