“El Vaticano puede ser el escenario de una ronda de negociaciones con el ELN”.

Fue una entrevista bastante larga con el Papa Francisco y después con otros miembros del Estado del Vaticano. Hemos hablado de la paz de Colombia, como lo habíamos dicho, buscando una posición mucho más activa, tanto del Estado del Vaticano como de la Iglesia Católica, en el proceso de paz de Colombia. 

Es posible que hagamos una ronda acá, ya se hablará con el ELN, para que podamos construir un paso todavía más profundo en la dejación de la violencia, con un escenario como este, lo que me parecería muy sugerente para toda la sociedad colombiana. 

Esa es una propuesta que hemos hecho, pero que tiene que ser también tratada con el ELN porque en estas negociaciones son las dos partes las que tienen que ponerse de acuerdo para que suceda. Vamos a separar la Iglesia del Estado del Vaticano. La Iglesia Católica obviamente ha sido un gran apoyo, en Colombia, a todos los procesos de paz y lo es en este momento, en relación con el proceso de paz con el ELN y con el EMC (Estado Mayor Central – FARC). 

El Estado del Vaticano, ya como instancia nacional, territorial, estatal, puede ser el escenario de una ronda de negociaciones. A mí me interesaría mucho que la siguiente o la que pueda establecerse con el ELN se pueda desarrollar aquí, por muchas razones que tienen que ver con la historia del mismo ELN. El Papa está de acuerdo en que demos pasos más profundos en los acuerdos de paz en Colombia. 

Nicaragua y crisis climática

También hablamos del tema nicaragüense. Colombia puede poner sus buenos oficios en el tema de este altercado que fue muy profundo. Hablamos de la crisis climática y una propuesta muy concreta, cuando Colombia adhiere al Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles con las islas-nación del Pacífico, que se están hundiendo en este momento. Estas tienen que evacuar sus poblaciones ya prácticamente de urgencia y establecer una alianza con el Estado del Vaticano, en función de lograr más apoyos para que ese tratado se vuelva una realidad. 

Nosotros tenemos una enorme simpatía por el Papa. Hemos coincidido incluso desde el punto de vista político, no solamente religioso, en sus encíclicas. Laudato si fue absolutamente inspiradora, alrededor de este tema del nuevo relacionamiento del ser humano con la naturaleza. Y la última, Fratelli Tutti, propone, prácticamente (como nosotros defendemos en Colombia) la salida de un régimen que llamamos neoliberal, que ha debilitado los Estados, que ha entregado las sociedades a controles mafiosos, en toda América del Sur y que ha llenado Suramérica de desigualdad social.

Reunión con la Comunidad de Sant’Egidio

La Comunidad de Sant’Egidio tiene una gran experiencia en procesos de paz en Centroamérica, en África y en Colombia. Este tipo de acciones son reservadas, pero la Comunidad de Sant’Egidio es una colaboradora eficaz en el proceso de paz colombiano. 

Inseguridad en Colombia

En Colombia tenemos que dividir el problema de la inseguridad y la violencia en dos grandes fragmentos, porque son diferentes y tienen causas diferentes. Nos podemos equivocar, si mezclamos uno con el otro. Hay una violencia del conflicto armado que ha cambiado de fase, que está muy ligado a las economías ilícitas, que tiene unos territorios concretos, el Litoral Pacífico, el nordeste antioqueño, el Urabá, el Putumayo, la frontera colombo-venezolana, etc. Esa geografía de esa inseguridad marca allí, con los indicadores que tenemos, un descenso de la violencia. Es decir, las políticas de diálogo que se han adelantado en este año, casi más de año y medio, han sido efectivas en disminuir la violencia. 

Hay otro fragmento del país, el de las grandes ciudades, el de las ciudades costeras, el de Bogotá, donde ha aumentado la tasa de homicidios. Es decir, la violencia en general. Allí es donde se presenta con mayor brío la extorsión generalizada, sobre todo en una ciudad como Barranquilla. Esta es otra violencia, tiene otras causas. No se puede endilgar al conflicto armado, aunque pueda haber relaciones, pero aquí lo que estamos observando es el crecimiento de la banda, como un nuevo actor de violencia. Y la extorsión está siendo dirigida en un 70% desde las cárceles. Allí hay corrupción. Indudablemente, la política que estamos siguiendo es inhibir de comunicación al delincuente que desde la cárcel está generalizando la extorsión en Colombia.

Como lo acaban de observar, se han dirigido a otras cárceles. Delincuente que nosotros podamos tener evidencias ciertas de que está ocasionando extorsiones, se va de esa cárcel y va a entrar a cárceles de mayor seguridad.

Participación de otros países latinoamericanos en la cumbre antidrogas

El problema de la producción de drogas indudablemente ya no es colombiano; hace mucho tiempo dejó de ser colombiano. Hay un fracaso de la política antidrogas que se creó hace cincuenta años en Estados Unidos. El fentanilo cunde en Norteamérica. La geografía de la cocaína cambia en el mundo. La violencia de las bandas está en todos los países de América, ya no solo en uno. Son poderosas, indudablemente, lo que acabamos de ver en el Ecuador. Y todos estos efectos, en donde han muerto más de un millón de latinoamericanos asesinados, merece la mirada de todos los presidentes de América. 

El encuentro que se propuso con el presidente mexicano hace unos meses tiene que volverse una realidad. Yo creo que es el momento de evaluar la política antidrogas y de establecer caminos que, en mi opinión, puedan ser más eficaces, para que lo que está sucediendo no provoque más violencia en el continente americano.

Diferendo con Nicaragua

Por orden de la Corte de La Haya, a raíz del conflicto de aguas marítimas que hemos tenido con Nicaragua, la Corte ordenó que se construya un acuerdo entre Colombia y Nicaragua y, por tanto, debe comenzar con una conversación entre los presidentes para lograr que la pesca no sea afectada, la pesca artesanal, los pescadores artesanales de San Andrés, Providencia, la costa Mosquitia y de otros países caribeños no sea afectada por el conflicto. Hay que llegar a un tratado de la pesca y allí hay una oportunidad para hablar de otros temas. A mí me gustaría que hubiera un relacionamiento normal, una normalización de la actividad religiosa dentro de Nicaragua. Es un tema que vamos a hablar.

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