5 lecciones aprendidas de la pandemia en los negocios El 17 de marzo de 2020 se decretó el inicio de la pandemia en Colombia. Dos años después, y en un periodo de aceleración económica y de retorno progresivo a la normalidad, Diego Gaitán gerente general de Desarrolladora S.A. empresa dedicada a la estructuración de proyectos y gestión de inmuebles que hace parte del Grupo ZFB, generador de comercio exterior y de atracción de talentos del país, reflexiona sobre los grandes aprendizajes que deja la pandemia en el mundo de los negocios.
Operaciones de misión crítica: las infraestructuras de tecnología de datos, nunca antes se habían puesto a prueba a esta magnitud en Colombia y el mundo. La continuidad de los negocios dependió completamente de la capacidad de los centros de datos de operar 24/7, sin interrupciones, durante meses; así como de su capacidad de escalar repentinamente, para responder a las cientos de miles de empresas que transformaron digitalmente sus modelos y procesos, a trabajos remotos y comercio electrónico.
La pandemia nos demostró que los centros de datos Tier 3, como Data Center Zetta en Colombia, hoy son el corazón de la economía y, en este sentido, se convierten en un seguro más allá de un seguro.
Tener una operación de zonas francas sólida fue fundamental para asegurar el abastecimiento, en un momento de incertidumbre global: así como los centros de datos son el motor de la economía, la logística es su columna vertebral.
Las zonas francas son eficientes logísticamente, interconectadas en puntos geográficos estratégicos del territorio nacional; con una operación moderna, automatizada y regulada, una amplia capacidad de almacenamiento, centros de distribución de clase mundial que permitieron que el país estuviera en la capacidad de recibir la llegada de millones de vacunas, con una complejidad sin precedentes, mientras que los colombianos tuvieron siempre la tranquilidad de que su abastecimiento estuviera garantizado y las empresas pudieran responder con éxito a las expectativas en comercio electrónico.
Por su parte, el sector exportador, respondió a la demanda extranjera en sectores fundamentales. aprovechando negocios e incursionando en nuevos mercados.
Nearshoring y Reshoring: aunque la tendencia de adoptar modelos de negocios de nearshoring es previa a la pandemia; las enormes restricciones en materia de comercio exterior, movilidad y acceso al talento que representó el COVID, así como la crisis de los contenedores, hizo evidente los beneficios que la proximidad geográfica tienen para el sector empresarial. Colombia tiene una clara ventaja competitiva en este sentido: la fantástica ubicación geográfica (vector de conexión con los mercados de Estados Unidos, México, Centroamérica, el Caribe y Sudamérica), mismos husos horarios, los estándares de protección a la propiedad intelectual, talento de calidad a costos competitivos (apalancado por las diferencias cambiarias y costo de vida) e incluso, la afinidad cultural, facilitan una operación oportuna y eficiente, permitiendo que las empresas del mundo estén más cerca de sus consumidores.
Colombia es potencia en tercerización de servicios (BPO/KPO): el país se ha convertido en un referente de tercerización de servicios debido a la necesidad que tienen las empresas y marcas de contar con una comunicación remota pero segura eficiente y calificada con sus clientes. Hoy estos modelos de operación generan más de 690.000 empleos y una perspectiva de crecimiento anual de +15%, para atención de sectores como call center, servicios bancarios, de salud, entre otros. En este contexto, Colombia deberá impulsar políticas de bilingüismo, formación técnica y tecnológica y fortalecimiento de infraestructura segura para atención remota que garantice la ciberseguridad y la protección de datos, que nos permita continuar por esta senda y ofrecer servicios más complejos, de mayor valor agregado y mejor remunerados
Transformación de los consumidores: los clientes cada vez son más exigentes. Esperan que las empresas den respuestas inmediatas, adopten prácticas social y ambientalmente responsables, sean marcas empleadoras justas y éticas y que los productos y servicios sean de calidad. En ese sentido, un nuevo umbral marca la pauta en la estructuración de proyectos empresariales, que les permita estar más cerca de sus consumidores, donde no solo es necesario garantizar la competitividad y la eficiencia, sino además, la adopción de prácticas sostenibles desde la selección de la ubicación geográfica, los métodos constructivos, financiación y procesos.