Confirmado por la ciencia, grasas saturadas no tienen relación con enfermedades cardiovasculares

Es claro que con el avance de la ciencia y el conocimiento que trasmiten los estudiosos a las personas, en general, queda más sencillo entender y reaccionar a los grandes mitos que se crean alrededor de casi todo lo que nos rodea, y un ejemplo de ello es la abundante información que encontramos acerca del consumo de grasas saturadas.

En este universo de información que se desborda en todas las instancias y plataformas como internet, por citar una de las más consultadas, es preciso tener en cuenta que las ciencias no son estáticas, evolucionan cada día con los nuevos descubrimientos, y así generan un mayor conocimiento, en evolución constante, y por esto es fundamental actualizarse, en forma permanente, sobre diversidad de temas, acudiendo a fuentes confiables que nos permitan reforzar lo que hemos aprendido.

El tema del consumo de alimentos saludables, en esta época, cobra mayor interés porque va directamente relacionado con la salud de la gente. En este sentido, David Diamond, Ph.D del Departamento de Psicología, cognitiva, división neural y social de la Universidad del sur de Florida, Estados Unidos, en una charla suya que fue proyectada en reciente Tertulia palmera organizada por el gremio, manifestó que la evidencia señala que el consumo total de grasas, especialmente grasas saturadas, no tiene una relación significativa con eventos cardíacos (infartos) o mortalidad.

Según la evidencia las enfermedades cardíacas mortales no se redujeron con dietas bajas en grasa ni reemplazando las grasas saturadas (animales) con grasas poliinsaturadas (vegetales), el investigador aseguró que no existe relación entre los niveles de colesterol LDL o conocido como “colesterol malo” y las enfermedades cardíacas.

Actualmente, según las tendencias modernas en alimentación se ha
evidenciado que los seres humanos en su afán por lograr un equilibrio
nutricional o simplemente gozar de buena salud, a través de la ingesta
de alimentos, están realizando dietas estrictas sin supervisión médica,
lo cual no es recomendable pues cada persona tiene un requerimiento
diferente de energía y de macro y micronutrientes.

No hay alimentos buenos o malos
Adicionalmente, se ha evidenciado que la población está clasificando
los alimentos en buenos y malos y esto es un absurdo, cada alimento
tiene sus propiedades, no hay alimento positivo o negativo, la base de
una correcta alimentación es consumir todos los grupos de alimentos
en las proporciones adecuadas, recordemos que cada persona tiene
requerimientos diferentes de acuerdo con su edad, género, patologías
de base, actividad física y otros factores que se deben tener en cuenta
a la hora de formular un plan alimentario.

Dentro de una alimentación saludable se deben incluir todos los macronutrientes de la dieta, entre ellos se encuentran los carbohidratos, proteínas y grasas.

Las grasas son consideradas un macronutriente indispensable para el
buen funcionamiento del organismo, siendo una gran fuente energética que nos aporta ácidos grasos esenciales como son el DHA- EPA.

Nos permite transportar las vitaminas liposolubles, nos ayuda
como aislante térmico frente a pérdidas de calor, indispensable a nivel
hormonal. Así mismo, es de gran utilidad en la elaboración de varios
segmentos de alimentos y bebidas en donde sus características
organolépticas de sabor, color, olor y textura como tecnológicas del
proceso en estabilidad y consistencia al alimento procesado.

Grupos de las grasas
Ya conociendo sus funciones y su versatilidad es importante identificar su clasificación, las grasas se dividen en dos grandes grupos, grasas saturadas e insaturadas, básicamente esta clasificación es por su composición química donde las grasas saturadas se caracterizan por poseer enlaces simples en su cadena carbono-carbono y las insaturadas de acuerdo con la cantidad de enlaces dobles podemos definirlo en monoinsaturadas al tener un solo enlace y poliinsaturadas al tener dos o más enlaces dobles.

A lo largo del tiempo, las recomendaciones de las mismas asociaciones del corazón es que debíamos reemplazar “las grasas malas: saturadas” por las “grasas buenas: insaturadas” como parte de un patrón de alimentación saludable, limitando el consumo de las grasas saturadas con el supuesto de que estas aumentan el riesgo de enfermedad cardiaca.

Sin embargo, como se mencionaba anteriormente, investigadores se pusieron a la tarea de realizar más estudios para determinar la relación entre dieta y enfermedad cardiovascular, demostrando que no existe asociación entre la ingesta de ácidos grasos saturados y eventos de enfermedad coronaria.

Las altas temperaturas en los aceites
En su momento se pensaba que el someter a altas temperaturas todo tipo de aceite no tenía problema, por ende, “si un nutricionista le indicaba utilizar el aceite de oliva dentro de un plan alimentario lo utilizaba tanto en cocciones como aderezo a las ensaladas, y resulta que no todos los aceites tienen el mismo comportamiento a altas temperaturas, incluso, se ha evidenciado que el aceite de soya y el aceite de girasol son extremadamente propensos a la oxidación durante el proceso de fritura, mientras que el aceite de palma es más estable siendo una buena alternativa en la producción de alimentos especialmente en frituras profundas”, explicaron voceros del proyecto Salud & Nutrición de Fedepalma-Cenipalma.

“Todo esto muestra que no hay aceite bueno o malo, cada aceite tiene su uso y por ende se pueden utilizar en diferentes preparaciones, dado que todos los aceites están compuestos por ácidos grasos y no se puede satanizar un alimento sin conocerlo a fondo”, insistieron.

Argumentaron que “en el caso del aceite de palma, es el único aceite vegetal fuente de tocotrienoles, una forma de vitamina E que se caracteriza por su alto poder antioxidante, antiinflamatorio y neuroprotector, que incluso puede evitar el desarrollo de enfermedades como el Alzheimer”.

Adicionalmente, es fuente de carotenos, un pigmento natural que actúa como provitamina A en el organismo ayudando al sistema de defensas y desarrollo visual.

Aceite de palma es libre naturalmente de grasas trans Recalcaron que se debe tener en cuenta que las grasas trans según los últimos estudios podrían tener efectos negativos en la salud, “éstas se forman por el proceso de hidrogenación parcial de los aceites vegetales y podrían ser las causantes de la formación de la placa ateromatosa en las arterias y por ende, las que desencadenen eventos cardiovasculares, el aceite de palma y sus fracción sólida estearina, es una excelente alternativa totalmente libre de grasas trans naturalmente, siendo una excelente opción a nivel industrial”.

“Todo lo anterior confirma la evolución de la ciencia y que los mitos alrededor de las grasas y los aceites hoy tienen otra perspectiva para todo el mundo científico, siendo de vital importancia la revisión de los estándares y recomendaciones nutricionales emitidas a nivel mundial en aras de velar por la salud de la población y darle un adecuado direccionamiento a la problemática de sobrepeso y obesidad incluso en la población infantil”, terminaron diciendo los voceros del proyecto Salud & Nutrición de la Federación.

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