El protector solar es uno de los productos indispensables para el cuidado de la piel en la cuarentena. El teletrabajo, la educación y el entretenimiento virtual, entre otras, son prácticas que impulsan e intensifican la protección del rostro y el cuerpo, con el objetivo de prevenir los efectos nocivos de la luz azul que transmiten los computadores y celulares, o los rayos UVA que atraviesan las ventanas. Si sumamos a esta dinámica la reapertura del turismo y otros sectores en el país pausados por la pandemia, que impulsará el contacto de las personas con el exterior, se hace indispensable el uso de este tipo de productos para el cuidado de la piel.
A la vez que blindan la piel y evitan su envejecimiento prematuro, los consumidores buscan opciones que también protejan el medio ambiente. Este tipo de consumo sostenible responde a los intereses y las tendencias de compra de un cliente más informado y con mayor conciencia ecológica. Esta necesidad se posiciona como un elemento fundamental al momento de compra.
Según el estudio de consumo global 2020, presentado por IBM Global Business Services, el 70 % de los consumidores está dispuesto a pagar un 35 % adicional por productos sostenibles. Y el 57 % de ellos afirma que está dispuesto a cambiar sus hábitos de compra, con el fin de ayudar a reducir el impacto negativo en el medio ambiente.
En este sentido, la industria ha desarrollado nuevas iniciativas en la búsqueda de medir el impacto que productos como el protector solar tienen en el medio ambiente. “Es clave que consumidores y compañías entendamos cómo podemos causar menos daño al medio ambiente. Esto va desde la información que se incluye en la etiqueta, la cual debe cumplir 100 % con lo que manifiesta, hasta las soluciones que se utilizan para su creación. Se trata de un balance entre eficiencia y responsabilidad con el ambiente”, afirma Lina Joya, Responsable de Marketing de Personal Care de BASF. “Esta gestión ha permitido diseñar fórmulas que reducen los daños al medio ambiente, basado en criterios científicos de evaluación”.
Como respuesta a esta necesidad del mercado y el planeta, BASF desarrolló una metodología para evaluar el impacto ambiental en las formulaciones de protección solar. Se trata de EcoSun Pass, una herramienta con la que clientes de la multinacional pueden poner a prueba sus productos a favor del medio ambiente. El objetivo de la iniciativa es medir el impacto que este tipo de productos tienen a partir de parámetros como la biodegradación, los niveles de toxicidad en el agua, en el suelo o sedimentaria, entre otros. Con base en estos datos se rediseña o ajusta la fórmula para disminuir el impacto en el ecosistema y manteniendo los mismos niveles de efectividad y bienestar en el cuidado de la piel.
“El fin de este trabajo es identificar qué ingredientes tienen más impacto ambiental, especialmente sobre los arrecifes de coral, cuando todos los productos se mezclan para hacer una formulación” afirma Joya. “Ahora que en el país comenzaremos a retomar muchas más actividades fuera del hogar, es fundamental que mantengamos prácticas sostenibles que protejan nuestro entorno. Es una de las lecciones más importantes que esta pandemia nos ha dejado”.