Gachancipá listo para celebrar el II Festival Gastronómico: Los Sabores de la Gacha, en su cumpleaños 409

Como el año anterior, durante el aniversario de la población, pero en esta oportunidad de carácter presencial, el parque principal del municipio se convierte en la sede de Los Sabores de la Gacha, un festival gastronómico, cultural, educativo y turístico que promueve el dinamismo de la economía local y el fortalecimiento de la identidad de sus habitantes.

El Festival reúne alrededor de la cultura gastronómica y cultural, que caracteriza a este territorio, a las personas interesadas en saborear la oferta de más de 20 restaurantes y otros 20 emprendimientos, con muestras de comida típica, fritanga, fiambre de gallina, mute de maíz porva con pata de res, caldos y sopas campesinas, envueltos y tortas de quinua, de mazorca, mazamorra chiquita, tamales, envuelto tres puntas, masato de maíz, chicha y postres de la región.

“Los sabores de la Gacha” otorga igualmente especial importancia a resaltar la gastronomía ancestral, usando procedimientos tradicionales, utensilios e insumos propios de este tipo de cocina.

El evento contará con invitados musicales, danzas y presentaciones culturales de la población.

Sobre la Gacha palabra que dio origen al nombre del pueblo y del Festival

El Festival hace homenaje a la gacha, vasija de barro que hacían los alfareros muiscas con la arcilla especial de la región. En ella preparaban el agua salada hasta solidificarla para transportarla y comercializarla por medio de trueque.

Los muiscas desarrollaron grandes talleres de cerámica y ubicaron centros productores en lugares cercanos a las fuentes saladas, como Gachancipá y Cogua.

Las gachas dieron origen al nombre del Municipio y para los muiscas el significado era “vasija grande y de barro utilizada para cocinar el agua sal en el proceso de elaboración de panes de sal”.

Gachancipá era el principal proveedor de las gachas, en los siglos XXVII y XVIII, que distribuían a los principales centros de producción salinera de Nemocón y Zipaquirá.

La población fue famosa por la mano de obra de los alfareros y también por la calidad del barro con el que trabajaban. Para el siglo XIX aún se dedicaban a la alfarería, pero ya no hacían gachas para las salinas pues fueron reemplazadas por calderos metálicos.

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