Entró el mes de mayo y algunas lluvias devuelven la esperanza en la normalización del nivel de los embalses del centro del país. Pero existen varias razones por las cuales las precipitaciones resultan insuficientes si no se dan otras condiciones al mismo tiempo.
A partir de análisis técnicos, el director de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca- CAR, Alfred Ignacio Ballesteros señala la necesidad de tener en cuenta varios factores como las coberturas vegetales que circundan los embalses, las horas en que llueve
y la dinámica entre oferta y demanda de agua por parte de la ciudadanía.
Si la lluvia se presenta en la noche, cuando no hay fenómeno de radiación y por tanto no hay evaporación, la vegetación absorbe menos agua y produce mayor cantidad de oxígeno,
permitiendo que el recurso hídrico discurra hacia el vaso del embalse y aumente su volumen.
“Es importante entender que las precipitaciones que necesitamos para que los embalses aumenten sus niveles se deben dar precisamente en las zonas de recarga de los ríos y quebradas que alimentan las represas sobre todo en horas de la noche”, subrayó el director Ballesteros, al tiempo que insistió en que mientras la cantidad de agua que se extrae es
menor a la que le ingresa, la situación seguirá siendo crítica.
A lo anterior se suma la permanencia del fenómeno de El Niño cuya intensidad debilitó el periodo húmedo que se esperaba para esta época del año, pues aun cuando está lloviendo,
al día siguiente, las intensas temperaturas evaporan lo logrado en sus niveles.
Ballesteros agregó que la vegetación que rodea cada embalse es diferente y que los frentes húmedos se manejan de manera particular en las zonas altas y montañosas, permitiendo mayor o menor desplazamiento del agua hacia el cuerpo de cada sistema.
El director insistió en que el escenario ideal es que llueva tanto en el día como en la noche en la zona periférica y en la cuenca oferente, y mientras esto ocurre, es indispensable seguir
intentando un equilibro entre la oferta y la demanda pues aún está lejos la meta de consumo de 15m3 establecida por la Alcaldía Mayor de Bogotá