En pleno 2025, aún son muchas las empresas que siguen dependiendo de métodos obsoletos para ofrecer agua a sus colaboradores, como botellones, jarras filtrantes, conexiones improvisadas y sistemas poco confiables. Esta práctica, más común de lo que se cree, no solo representa un riesgo para la salud, sino también una oportunidad perdida para mejorar el bienestar corporativo y avanzar en sostenibilidad.
Rodrigo Serres, director para Latinoamérica de Culligan, explica que el agua sigue siendo uno de los recursos más subestimados en los entornos laborales. A pesar de su impacto directo en la salud, la productividad y el ambiente organizacional, muchas compañías aún no comprenden su verdadero valor estratégico.
“Mientras que a nivel global las soluciones de Culligan ya han evitado la circulación de más de 40 mil millones de botellas plásticas de un solo uso, en Colombia todavía hay miles de empresas que siguen utilizando métodos obsoletos de hidratación. Lo paradójico es que un solo sistema de ósmosis inversa, que es una tecnología que purifica el agua filtrando impurezas, químicos y microplásticos, puede reemplazar hasta 28.000 botellas plásticas durante su vida útil. Pero el verdadero problema es que, en muchos entornos laborales, el acceso al agua sigue viéndose como un gasto menor, cuando en realidad debería asumirse como una inversión en bienestar, productividad y cultura organizacional”, señala Serres.
Los riesgos de mantener sistemas tradicionales son claros: contaminación por mala manipulación, enfermedades gastrointestinales, bajo consumo de agua, deshidratación, afectaciones al sistema inmunológico y una percepción negativa por parte de empleados o visitantes. A esto se suma un impacto ambiental significativo por el uso de plástico y una logística poco eficiente que encarece los costos operativos.
Aunque muchas empresas creen que migrar a un sistema moderno de agua purificada implica altos presupuestos, la realidad es distinta. Actualmente existen soluciones diseñadas para adaptarse a todo tipo de entornos corporativos, con equipos certificados, sostenibles y eficientes. Además, permiten ahorros frente al modelo tradicional de botellones, eliminan residuos plásticos y garantizan acceso continuo a agua fría, caliente o con gas.
Las compañías que han apostado por este cambio ya reportan beneficios tangibles:
- Reducción de costos logísticos y operativos.
- Mejora en la salud y el rendimiento de los equipos.
- Reforzamiento de prácticas ESG y reputación de marca.
- Estandarización del servicio de hidratación en múltiples sedes.
- Mayor sentido de pertenencia entre los colaboradores.
Culligan ha implementado soluciones de hidratación en cientos de empresas en Colombia, en sectores como hospitalidad, educación, industria, transporte, salud y retail. Gracias a su cobertura nacional, con presencia en Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga y Barranquilla, logra atender de manera oportuna las necesidades de cada organización.
El mensaje es claro: migrar a un sistema moderno de hidratación no es un lujo, es una necesidad. Garantizar agua segura, continua y de calidad no solo mejora el bienestar individual, también construye una mejor cultura organizacional y fortalece el compromiso con la sostenibilidad. En un mercado laboral cada vez más competitivo, las empresas que apuesten por el bienestar integral y eso incluye el agua estarán un paso adelante.