La depresión posparto, un tema del que no se habla.

En la maternidad, la salud mental se rige como un pilar fundamental, tan crucial como el cuidado físico durante el embarazo, parto y postparto.

Este cuidado mental no solo beneficia a la madre, sino que tiene un impacto positivo en el bebé, en el entorno familiar y social que rodea a la madre. Según cifras de la Asociación Colombiana de Psiquiatría la depresión postparto tiene una prevalencia entre el 22% y 30.7% en América Latina.

Es vital que, durante el embarazo y el posparto, las mujeres eviten emociones como angustia, ansiedad y estrés. En caso tal, se convierte en prioridad buscar ayuda médica y terapéutica para proteger el desarrollo psicológico de la madre y evitar trastornos mentales a futuro. Se trata de un trastorno del que no se habla en la sociedad, pues las mujeres sienten culpa al decir que hay un cierto rechazo hacia su bebé o que lo están descuidando por estar agotadas físicamente.

“La depresión posparto puede aparecer entre las dos y ocho semanas después del nacimiento pero incluso hasta un año después. La madre puede empezar a sentir tristeza y ansiedad, características muy comunes en las mujeres con depresión”, indica Vivian Gisell Rocha líder especialista de cohorte materno perinatal de EPS Famisanar.

Existen síntomas a los que se debe prestar mayor atención, cómo: sensación de agobio, llanto persistente, dificultad para establecer lazos con el bebé y dudas acerca de la capacidad para el cuidado propio y hacia el recién llegado. Los síntomas son similares a los de la depresión clásica. Según cifras del Observatorio Nacional de Salud en Colombia el diagnostico de depresión en mujeres tiene una prevalencia entre los cursos de vida de juventud y adultez con el 15.8% y 4.7% respectivamente.

¿Qué causa la depresión posparto?

La depresión posparto se origina debido a una interacción compleja entre factores físicos y emocionales. Estos incluyen los cambios hormonales que ocurren después del parto, los desafíos como la falta de sueño y el estrés ocasionado por la nueva vida y rol como madre.

Cualquier mujer puede enfrentarse a esta enfermedad, aunque existen diversos factores que aumentan las probabilidades: historia previa de depresión, eventos estresantes durante y después del parto, falta de apoyo emocional, situaciones económicas y/o abuso de sustancias psicoactivas.

Vivian Gisell Rocha líder especialista de cohorte materno perinatal de EPS Famisanar entrega cinco recomendaciones para el cuidado de la salud mental materna:

Priorizar el descanso y aprovechar de una siesta mientras el bebé duerme.

Solicitar ayuda y apoyo tanto de la pareja, como de familiares y amigos. Hoy en día se conoce como la red de apoyo.

Evitar aislarse, buscar compañía de seres queridos.

Socializar con otras madres que puedan aconsejar y compartir experiencias.

Salir al aire libre, y dar un paseo con el recién nacido beneficia la salud de ambos.

La salud mental materna debe considerarse como un tesoro que debe cuidarse con dedicación. Al tomarse con responsabilidad, no solo se beneficia a la madre sino que se construye un entorno más saludable para el recién nacido. Buscar ayuda no es signo de debilidad sino un acto de amor propio.

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