San Rafael, Antioquia: Tierra que florece tras las minas antipersonal.

Soldados pertenecientes al Comando de Ingenieros Orgánicos de la Brigada de Desminado Humanitario y que integran el Batallón de Desminado Humanitario N.º 7 trabajan arduamente en este territorio. Al mando del teniente Luis Alejandro Cantor, líder de desminado humanitario, más de 100 hombres se encuentran desplegados en distintas veredas del municipio. En apenas ocho meses de operaciones, ya han logrado ubicar y destruir 17 minas antipersonal, marcando un avance significativo en la seguridad de la zona.

«Con la información suministrada por las autoridades locales se pudo evidenciar que en estas zonas se pueden encontrar fosas comunes donde los actores del conflicto armado, en algún momento, pudieron instalar artefactos explosivos para evitar que dichas fosas fueran descubiertas. Hemos logrado el hallazgo y posterior destrucción de 17 minas antipersonal. De acuerdo con el análisis de riesgo y la caracterización de los artefactos, se determinó que presentan un rango de afectación aproximado de hasta 25 metros a la redonda», señaló el teniente Cantor.

Sandra Elena Arbeláez Mejía, secretaria de Gobierno de San Rafael, advierte que aún hay muchas fosas y terrenos con sospecha de minas y/o artefactos explosivos improvisados. A su vez, menciona: «San Rafael tiene 54 veredas, tres de las cuales fueron desocupadas por toda la violencia que hubo, donde se encontraron minas antipersonal que hoy siguen en el territorio».

El miedo se mantiene latente en las comunidades, pero también crece la esperanza gracias a las labores de estos hombres y mujeres que arriesgan su vida para devolver la tranquilidad al territorio y sus moradores.

Uno de ellos es el señor José Flórez Ramírez, víctima de una mina antipersonal que le arrebató uno de sus miembros inferiores. Hoy, con prótesis y determinación, continúa cultivando plátano en su parcela. «Ya mucha gente puede trabajar mejor y caminar sin temor, sin el riesgo que yo tuve, porque lo que me pasó no se lo deseo ni a un enemigo, es una cosa brava. Yo los felicito y que Dios los ayude, que sigan, porque es un gran elemento bueno para la vereda; al menos la gente puede continuar», afirma.

El componente educativo también es clave en esta estrategia. La teniente Tania Castañeda, otra de las líderes de desminado, resalta la importancia de la Educación en el Riesgo de Minas Antipersonal (ERM): «Nuestro trabajo no solo es técnico. Es fundamental que las comunidades aprendan a identificar y reportar señales de peligro. Así salvamos más vidas».

Una de las grandes innovaciones en esta etapa del proceso ha sido la implementación de drones. Estos dispositivos permiten realizar reconocimientos aéreos, ubicar zonas sospechosas, apoyar los estudios no técnicos y, sobre todo, mejorar la seguridad del personal en terreno. Los drones fueron donados por el Gobierno Japonés en el marco de una cooperación internacional que refuerza el compromiso global con la paz y la seguridad.

Recientemente, una delegación de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), ICNET y expertos en desminado de Camboya, otro país con una larga historia de contaminación por minas, visitaron la vereda Agua Bonita, en el municipio de San Rafael. Allí conocieron de primera mano el trabajo que realizan los desminadores colombianos y cómo la tecnología está ayudando a transformar los campos minados en espacios seguros para el desarrollo rural.

El desminado humanitario en San Rafael no es solo una operación: es un acto de reconciliación, reconstrucción y esperanza. Poco a poco, con cada mina destruida, se devuelve a la tierra su verdadero propósito: cultivar vida, no sembrar miedo.

Share:

Facebook
Twitter
Pinterest
LinkedIn