Este año, el consumo de carne per-cápita ha tenido su mayor caída en nueve años. Esta baja del 3% desde el año pasado representa la reducción más grande al menos desde el 2000, según la FAO. La agencia de las Naciones Unidas reporta que las dificultades económicas relacionadas al Covid-19, sumadas a las trabas logísticas como las restricciones de transporte y una radical disminución de la demanda del sector de restaurantes ha llevado a esta caída en la demanda global.
La intensificación de la producción animal está causando deforestación, cambio climático, pérdida de biodiversidad y vincula a los animales —y las enfermedades que portan— con los seres humanos.
“En este contexto, hay cada vez mayor consenso con respecto a la idea de que nuestra sociedad necesita ser menos dependiente de los productos animales para tener un mejor futuro”, comenta Katherin Torres, al tiempo que asegura que, “con una lenta disminución de la demanda de carne, mientras el mercado a base de plantas aumenta, pareciera que estamos pavimentando el camino a un cambio real en nuestro sistema alimentario”.
MJM