Desde que empezó la pandemia en marzo de 2020 el mundo ha hablado de un porcentaje elevado de enfermos y de un número indeterminado de hospitalizados, no sólo por la COVID-19, sino por enfermedades de base o crónicas que han tenido complicaciones y ocasionan que muchos pacientes deban acudir obligatoriamente a la hospitalización.
Para la nutricionista, Tatiana Moreno “La inactividad durante la estadía en el hospital y posterior recuperación en casa en muchas oportunidades ocasiona pérdida de masa muscular y disminución del apetito afectando el pronóstico.
El enfermo hospitalizado sufre cambios en el metabolismo asociados a la propia enfermedad y al tratamiento al que debe someterse. Esa situación puede implicar reducción en la ingesta de alimentos, así como desequilibrio metabólico”.
Cuando las personas enfermas no comen lo suficiente, su organismo utiliza sus reservas de grasa y sus propios músculos para obtener energía y nutrientes; eso significa que las personas pierden peso y en caso de enfermedades de larga duración pueden llegar a estar desnutridas.
En estas condiciones, su sistema inmune es menos eficaz y disminuye su capacidad para combatir las infecciones.
CONSECUENCIAS DE LA MALNUTRICIÓN
Las consecuencias de la malnutrición repercuten, por ejemplo, en una lenta cicatrización, inmunidad alterada, pérdida de masa muscular, mayor tiempo de estancia hospitalaria, y en el peor de los casos, aumento de la mortalidad.
Si usted ha sido un paciente que ha estado hospitalizado e incluso ha tenido que ser intubado, muy probablemente debe recuperar la masa muscular perdida.
Las personas en proceso de recuperación de la enfermedad deben mantener un peso adecuado y recuperar la masa muscular a través de un adecuado consumo de proteína, vitaminas y minerales que fortalezcan las defensas naturales del organismo.
Aquí algunas pautas para recobrar el buen estado nutricional perdido durante la enfermedad: Consumo de carbohidratos, de manera diaria y en porciones adecuadas.
Es recomendable disminuir la ingesta de alimentos con alto contenido de harinas refinadas o con alto contenido de azúcar. Se pueden reemplazar con cereales integrales que aportan fibra y mejoran la salud intestinal.
Consumo de proteínas, ya que estas favorecen la formación y el mantenimiento de la masa muscular y forman las defensas naturales del organismo.
Se recomienda incluir diariamente alimentos fuente de proteina como carnes, vísceras, pescado y huevo, las fuentes de proteina de origen vegetal son también una buena alternativa para personas con regímenes especiales de alimentación.
La hidratación es fundamental en este proceso, ya que compensará la pérdida de líquidos y minerales que se da durante los episodios de fiebre, sudoración y diarrea. Se sugiere la ingesta de, al menos, 8 vasos de agua al día, incluso aunque no se tenga la sensación de sed. La hidratación se puede combinar con caldos o refrescos naturales de frutas sin azúcar.
Aumentar el consumo de frutas y verduras, para reforzar el sistema inmunológico. Este hábito brinda protección al organismo frente a las enfermedades e incentiva una pronta recuperación. Se debe comer 5 porciones al día de estos alimentos.
Existen suplementos nutricionales como ENTEREX que permiten complementar una alimentación balanceada y se convierten en aliados para mantener una condición óptima de salud nutricional. Ayudan a recuperar las pérdidas proteicas y contribuyen a la reparación de tejidos y heridas.
También existen fórmulas nutricionales con alto aporte proteico, y con nutrientes específicos que mejoran la respuesta inmune, favorecen la absorción de nutrientes y brindan un efecto anti-inflamatorio. Cuentan con un adecuado contenido de vitaminas y minerales (complejo B y antioxidantes)
Otras formulaciones son diseñadas especialmente para reparar el daño causado en el intestino por diferentes enfermedades, infecciones y estrés.
Por último, hay complementos nutricionales que se pueden utilizar en diferentes diagnósticos de enfermedades, además, se pueden manejar en periodos de inapetencias de los pacientes.
Tienen componentes nutricionales como proteína, grasa y carbohidratos, siendo una buena opción para restablecer el peso, la masa muscular y la llamada “desnutrición hospitalaria”.