Una mujer que impacta en las mujeres y trabaja para el mundo con su emprendimiento sostenible

Una esponjilla de loza manufacturada por campesinos del Valle del Cauca, un blanqueador sin cloro, variedad de productos de aseo para la casa y de uso personal, son los artículos producidos con ingredientes y empaques limpios que María del Mar Pizarro García, una emprendedora sostenible, vende para aportarle a “un país más equitativo y a un planeta más sano”.
 
Con 34 años, María del Mar creó Biogar en el 2015 con el fin de proteger los anfibios y otras especies necesarias para la salud de los ecosistemas como la Amazonía. En el 2017 ganó el premio “Mujeres que Impactan” en la categoría de sostenibilidad, el cual le abrió las puertas para presentar a Colombia en la Alianza del Pacífico y orientar otros emprendimientos de mujeres y organizaciones sociales. Hoy en día cuenta con la gestión de 110 emprendedoras en diferentes lugares del país y con un brazo exportador en México.
 
Soñar con un “un país más equitativo y un planeta más sano”, no son palabras de cajón. Ejemplo, en la elaboración de la esponjilla se materializa el comercio justo, es decir Biogar se gana el mismo valor por la venta de los productos que quien la produce. No hay intermediarios y se reconoce el valor del trabajo del campesino vallecaucano. Otro ejemplo de la equidad laboral, son las condiciones de sus trabajadores: préstamos estudiantiles, bonos de transporte y tiempo flexible para compartir más en familia.
 
Otro frente de trabajo es la sostenibilidad. Biogar vende productos hasta 99% biodegradables, libres de químicos nocivos para los mares y ríos con empaques limpios donde el 100% de su plástico es reciclado. Es una empresa con responsabilidad social al organizar clínicas empresariales donde con talleres y charlas se imparte técnicas de diseño, publicidad, gestión de mercados y herramientas de administración y finanzas, entre otros temas de emprendimiento. Estas clínicas han generado el apalancamiento a ideas de negocio de víctimas del conflicto armado o de grupos de mujeres de confección y artesanías en San Jacinto Montes de María; en Florencia (Caquetá) con ASUDELMA “Asociación Sueños Del Mañana” y con “Amazonía emprende”; y en La Hormiga (Putumayo) con proyectos ambientales y sostenibles.
 

Su empeño por crear y organizar una empresa para el mundo, edificando corazones que amen lo que hacen, la llevó a vender detergentes para lavar la ropa, blanqueador sin cloro, lavalozas, desinfectantes de superficies, jabón de manos, vinagres, esencias florales y bicarbonato extraído del dióxido de carbono. 
 
Este negocio consciente que lidera María del Mar hace que se sincere con sus compradores que protegen el medio ambiente: “somos de las pocas empresas que revelan sus ingredientes en las etiquetas; nuestros ingredientes son libres de químicos tóxicos y colorantes. Contamos con pruebas científicas que lo avalan”. Además, los colombianos y mexicanos pueden estar tranquilos frente a lo que exhibe “contamos con varias verificaciones, ejemplo, por Peta, es decir productos libres de crueldad animal y veganos. Biogar es una marca país; un negocio verde certificado por el Minambiente y catalogada como una empresa B. Por último, los empaques son estéticamente bellos y amigables con el planeta”, afirma la emprendedora y empresaria.  
 
Hacer empresa en el país no es fácil. Un emprendedor paga un 32% en impuesto mientras que en OCDE es solo del 20% Además, no se cuenta con la tecnología que produzca o compren productos amigables con el medio ambiente, mayor apoyo a la innovación y al emprendimiento, y por último, una cultura ciudadana que priorice el cuidado de nuestros recursos naturales.
 
Dentro de sus planes futuros próximos, es el montaje de una empresa de empaques sostenibles en Barranquilla con el fin de contribuir a la reducción de plástico en Colombia.
 

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