TOCANDO FONDO CON JUSTO & BUENO

Soy Oscar Bravo, un micro empresario que como muchos colombianos, he trabajado con esfuerzo para conseguir lo que tengo y en esta etapa de mi vida, apalancarme y tener una renta inmobiliaria. Pero actualmente vivo una situación desesperada con un local arrendado a Mercadería S.A.S., conocida con la marca Justo & Bueno, quienes me deben siete meses de arriendo con el agravante que, amparados en la ley de insolvencia, no me devuelven el local, a pesar de llevar tres meses insistiendo en ello. Hoy, Justo & Bueno utiliza mi local, pero no paga arriendo, no vende por que no tienen qué vender, ya que los proveedores no les despachan mercancía, pues a ellos también les deben y no entregan el local pues lo consideran un “activo” evidente para que un posible inversionista crea que realmente tiene una red de 1.300 tiendas.

Una historia sin fin

Hace dos años, Mercadería S.A.S. tomó en arriendo mi local en el 7 de agosto, en una ubicación privilegiada para el comercio, pero desde enero de 2021 la situación cambió y empezó el viacrucis donde conocí la otra cara de esta compañía. Cesaron pagos (abril y mayo) y me informaron que desde el 12 de mayo, Mercadería había sido admitida en un proceso de Negociación de Emergencia de un Acuerdo de Reorganización (NEAR) y por tanto, esos pagos quedaban congelados y serían cancelados en ocho o diez años, dependiendo de cómo terminara el proceso, pero que en adelante, dentro de los 30 días siguientes al auto de aceptación de la NEAR (Mayo) de junio a hoy (noviembre), se estipulaba el pago oportuno, cosa que no ha ocurrido.

Mercaderia, aduce que su lamentable situación se debe a ser nuevos en el mercado, a la pandemia y el paro, llevan siete meses en ley de quiebra (expediente 86143), ha tenido cuatro posibles compradores, el fracaso de la negociación evidenciado por la Superintendencia de Sociedades el 28 de octubre (Auto 400-014630) y una última oferta de salvamento que implica que los arrendadores y proveedores deberíamos donar entre el 50% y el 80% de la deuda, siendo el futuro cada vez más incierto.

Los activos de Justo & Bueno son su recurso humano, los contratos de arrendamiento (no los locales) y algunos bienes muebles, y si Mercadería se declarara en quiebra, tendría que convertirlos en efectivo para pagar impuestos, nómina, y, por último, a proveedores y arrendadores, donde yo estaría en lo último de la fila de pagos.

El calvario que he vivido incluye además, que como persona jurídica debo facturar el IVA, recaudarlo y pagarlo a la Dian de mi bolsillo, cancelar el impuesto de renta de un dinero que no recibí, mientras siguen pasando los días y se incrementa la deuda.

Además, he intercambiado decenas de mensajes de WhatsApp o llamadas telefónicas con sus equipos, diciéndome que no hay solución a la vista, que espere o que no tienen información alguna, creando una situación de zozobra aún más delicada, que se suma a las pérdidas que ya tengo, y hasta he optado por enviar cartas solicitando la devolución del local que les apoyaría a liberar gastos y a tener un mejor flujo de caja para continuar con su recuperación.

En respuesta a mi solicitud de restitución del local lo que sí recibí fue una carta del representante legal solicitándome que me “abstuviera de realizar acciones de solicitud de restitución” o procederían con la autoridad competente, cuando lo único que busco es que se cumpla el contrato de arrendamiento y se me respeten los derechos, que me asisten como propietario y ciudadano amparado bajo la constitución. 

Es posible que como yo, otros empresarios estén en la misma situación de afectación y el empleo que dicen generar está basado en el perjuicio de todos los propietarios y proveedores.

Los medios hablan de Justo & Bueno, y ¿dónde quedamos nosotros los micro empresarios, que según información en  www.reorganizacionjustoybueno.com,  somos más del 40% de los acreedores y que no podemos soportar por más tiempo una situación de la cual no fuimos detonantes, sino por el contrario, socios de su progreso? Estamos tocando fondo y el futuro, por más de que se anuncien otros inversionistas, no asegura el éxito.

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