Llegaron huyendo de la violencia y hoy ya tienen vías, agua y un colegio público: esta es la historia del trece de Mayo.

Agua potable, vías dignas, espacios para la cultura y un colegio público con alimentación escolar eran metas que se veían lejanas para las 1.600 familias que hace 15 años llegaron a Villavicencio huyendo de la violencia y conformaron el Trece de Mayo con sus viviendas de lona, plástico, cartón y zinc.

“En esa época nos trataron como invasores, decían que era lo peor de lo peor que había llegado a este espacio. Cuando realmente éramos personas que estábamos cansadas de la violencia. La mayoría de la comunidad de este sector es comunidad desplazada de diferentes partes del país”, cuenta Jairo Reyes Bedoya, líder fundador del Trece de Mayo.

Fue en el 2022 que, gracias a una inversión de 778 millones, empezó por fin a llegar agua a este sector, beneficiando a más de 3.600 beneficiarios que decidieron quedarse para rehacer su vida, a pesar de las amenazas de desalojo que llegaron en los primeros años del asentamiento.

“Pasó el tiempo de zozobra donde éramos invasores. Eran ranchos de lona y plástico, y cuando te despertabas en la mañana no era raro encontrar al lado de tu cama una cuatro narices. Hoy, gracias a Dios y a la buena voluntad de la Administración, podemos decir que podemos vivir dignamente. Nos faltan muchas cosas, pero ya vivimos mejor”, asegura Jairo.

Entre los logros recientes del barrio, dice el líder comunitario, se encuentran la pavimentación de la vía principal y la inauguración de una nueva vía que conecta al sector con la vía a Caños Negros, que además ya cuenta con iluminación total.

“Los niños hoy en día ya tienen un alimento en caliente en el colegio María Mercedes Méndez, que antes estaba en concesión y hoy ya es público”, agrega, al tiempo que destaca que se haya recuperado el Centro Cultural, donde hoy hay una oferta de música, baile, cine y literatura.

“Había algo que estaba destruido, como era el Centro Cultural, y en esta Administración se restauró y se está utilizando para lo que fue hecho”, expresa.

Una de las razones para este cambio es que el alcalde saliente, Felipe Harman, estuvo acompañando a la comunidad desde que era un universitario. “En esos procesos estaba involucrado Felipe, que es una persona que nos ayudó mucho. Es una persona que puede hablar de fondo cómo inició el Trece de Mayo, porque él lo conoce. Lo caminó cuando el barro nos daba a la rodilla”, recuerda Jairo.

Pasaron 15 años y ahora en el Trece de Mayo las condiciones cambiaron, aunque sus habitantes siguen siendo los mismos guerreros que, como Jairo Reyes, un día llegaron soñando un futuro y lograron forjarlo.  

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